Flor Salvaje

La joven Amanda Monteverde, después de perder a su madre y a su hermano, tiene que hacerse cargo de sus tres hermanas menores. Para huir de ese pasado tormentoso, se trasladan a Nueva Esperanza, un pequeño pueblo que se está iniciando en la industria petrolera. Allí tocará vivir situaciones aún más difíciles, pero también conocerá el amor en tres hombres: Sacramento, el hombre que será su fiel amigo y su amor inocente; Pablo Aguilar, el hombre que será su locura y su pasión, y por último don Rafael Urrieta, el hombre más poderoso del pueblo, que intentará ser prácticamente su dueño y señor como lo es de la mayoría de esas tierras.

Amanda tendrá que crecer, buscar un futuro y la felicidad en el pueblo. El primer intento por encontrar esta felicidad lo hace tratando de entrar a trabajar en un bar del pueblo, “Las 4 P”, donde los habitantes del lugar tratan de conseguir una vida más alegre, junto a la música, el licor, los cantos, los bailes y “las mujeres de los consuelos”. Este es el nombre con el que Amanda comenzó a llamar la profesión de las dos mujeres, Sara y Calzones, que fueron las que le brindaron algo de protección a su llegada a un lugar tan desconocido.

La necesidad de dinero para proteger a sus hermanas y lograr que éstas permanezcan a su lado y la desesperación de no poder conseguir los medios para hacerlo llevan a Amanda a aceptar este tipo de vida para lograrlo. Sin embargo, el día de su iniciación, donde se dará a conocer bajo el apodo de “Flor Salvaje”, el destino la llevará a convertirse en mujer de un solo hombre: “La mujer de Don Rafael Urrieta”; hombre poderoso y cruel que mantiene a su esposa, Catalina, encerrada en su hacienda en condiciones infrahumanas por haberle sido infiel. Don Rafael decide que “Flor” sea solo para él, pero esa exclusividad es solo de cuerpo, porque “Flor” reserva su corazón para el hombre que algún día la haga descubrir el amor.