El secretario
Narra la historia de Emilio Romero, un profesional de las finanzas que llevaba viviendo siete años en Estados Unidos, con el propósito de cumplir el anhelado sueño americano, donde se dedica a repartir pizzas, una ocupación que no tiene nada que ver con su profesión. Más adelante, se da cuenta de que tiene una hija de 6 años en Colombia de nombre Valentina Redín, lo que lo motiva a regresar a su país para hacerle cargo.
A falta de dinero para volver a Colombia, Emilio es convencido por un cliente y supuesto amigo de llevar ropa para su venta, pero al pisar suelo colombiano es detenido por la policía aduanera, porque en la maleta estaban escondidos varios miles de dólares. Posteriormente él colabora con la justicia para dar con el responsable del ilícito, recupera su libertad de forma condicional y de esta manera empieza a buscar trabajo para sacar adelante a su pequeña hija, quien repentinamente se convierte en el motor de su vida.
Su destino lo lleva a Industrias Copito, una empresa fabricante de papel higiénico, donde aspira a un cargo de mayor rango afín a su carrera. No obstante, se enamora en silencio de una joven que resulta siendo la gerente comercial de la compañía, llamada Antonia Fontalvo, pero para conquistar su corazón deberá forjar su camino al éxito como secretario. Emilio tendrá que adaptarse a un cargo que por años ha sido característico de las mujeres, vestirse como ellas y recibir órdenes de sus superiores, de paso soportando las burlas de las otras secretarias —quienes al comienzo no simpatizan con él— y de los empleados del área administrativa, así como las humillaciones de Mario, el gerente de operaciones y su jefe inmediato junto con Antonia.
A falta de dinero para volver a Colombia, Emilio es convencido por un cliente y supuesto amigo de llevar ropa para su venta, pero al pisar suelo colombiano es detenido por la policía aduanera, porque en la maleta estaban escondidos varios miles de dólares. Posteriormente él colabora con la justicia para dar con el responsable del ilícito, recupera su libertad de forma condicional y de esta manera empieza a buscar trabajo para sacar adelante a su pequeña hija, quien repentinamente se convierte en el motor de su vida.
Su destino lo lleva a Industrias Copito, una empresa fabricante de papel higiénico, donde aspira a un cargo de mayor rango afín a su carrera. No obstante, se enamora en silencio de una joven que resulta siendo la gerente comercial de la compañía, llamada Antonia Fontalvo, pero para conquistar su corazón deberá forjar su camino al éxito como secretario. Emilio tendrá que adaptarse a un cargo que por años ha sido característico de las mujeres, vestirse como ellas y recibir órdenes de sus superiores, de paso soportando las burlas de las otras secretarias —quienes al comienzo no simpatizan con él— y de los empleados del área administrativa, así como las humillaciones de Mario, el gerente de operaciones y su jefe inmediato junto con Antonia.