Sacrificio de mujer
En el pasado, Clemencia (Majorie de Sousa), recibe la ayuda de Luis Francisco Vilarte (Juan Alfonso Baptista), un pícaro del que se enamora y a quien le entrega su amor. Este joven, que es hijo bastardo de un magnate, se va a Europa a heredar de su padre una fortuna, y deja abandonada a Clemencia, sin saber que ella ha quedado embarazada. Lo que no saben ni Clemencia ni Luis Francisco, es que todo ha sido obra de Amada (Flor Núñez), la malévola madre de él, quien forjó equívocos y levantó calumnias para que ocurriese la separación. Lo cierto es que Clemencia vaga en el hambre y la desdicha, hasta que llega el día del parto, esta sin contar con ayuda tiene a su hija en la calle y se desmaya.
Ella despierta en un hospital, donde recibe dos malas noticias que su bebé desapareció y que su vientre quedó malogrado para siempre. Augusto Talamonti (Luis José Santander), el joven doctor que la atiende, es quien le da las dos malas noticias. Pero también es el que le ofrece la protección y el apoyo, sin los cuales Clemencia no hubiese sobrevivido. Veinte años más tarde, Clemencia, casada con el médico y con tres hijos adoptivos, ha logrado multiplicar la riqueza que Augusto nunca quiso atender, y recibe a Milagros (Mariana Torres) como empleada de su empresa.
Ésta, que se crio en un hospicio y vive la tristeza de no haber tenido madre, empieza a tenerle un gran cariño y admiración por su patrona el cual no puede explicarse, al sentir que la quiere como una madre y una conexión muy especial con ella, lo mismo le pasa a Clemencia lo que ninguna de las dos sabe es que son madre e hija por esa razón sienten ese cariño tan especial, la una por la otra, más aún cuando, Mili queda prenda irremediablemente en el amor de su hijo adoptivo Enzo (Pablo Azar). Entretanto, Luis Francisco, que agotó ya los recursos recibidos en Europa, viene de vuelta a reclamar algo más del dinero de su padre, y se encuentra con su hermano, el legítimo heredero del magnate: Augusto Talamonti y con la esposa de este que no es otra que Clemencia.
Ella despierta en un hospital, donde recibe dos malas noticias que su bebé desapareció y que su vientre quedó malogrado para siempre. Augusto Talamonti (Luis José Santander), el joven doctor que la atiende, es quien le da las dos malas noticias. Pero también es el que le ofrece la protección y el apoyo, sin los cuales Clemencia no hubiese sobrevivido. Veinte años más tarde, Clemencia, casada con el médico y con tres hijos adoptivos, ha logrado multiplicar la riqueza que Augusto nunca quiso atender, y recibe a Milagros (Mariana Torres) como empleada de su empresa.
Ésta, que se crio en un hospicio y vive la tristeza de no haber tenido madre, empieza a tenerle un gran cariño y admiración por su patrona el cual no puede explicarse, al sentir que la quiere como una madre y una conexión muy especial con ella, lo mismo le pasa a Clemencia lo que ninguna de las dos sabe es que son madre e hija por esa razón sienten ese cariño tan especial, la una por la otra, más aún cuando, Mili queda prenda irremediablemente en el amor de su hijo adoptivo Enzo (Pablo Azar). Entretanto, Luis Francisco, que agotó ya los recursos recibidos en Europa, viene de vuelta a reclamar algo más del dinero de su padre, y se encuentra con su hermano, el legítimo heredero del magnate: Augusto Talamonti y con la esposa de este que no es otra que Clemencia.