El estilista
Gabriel Ávila trabajó en una fábrica de textiles en Bogotá, recortando los productos, cuando fue secuestrado se convierte en "estilista" para estar cerca de los comandantes guerrilleros, averiguar en qué lugar lo tienen cautivo y encontrar la manera de contactar a su hermano militar, a fin de lograr ser rescatado junto con sus compañeros de infortunio.