El amor no tiene precio
María Liz vive en un barrio pobre de la ciudad de Miami con su abuelo materno, un anciano inglés llamado Henry Alexander. María Liz tenía 12 años cuando su madre, tras el abandono de su esposo, cayó en una profunda depresión y murió al poco tiempo. El señor Alexander acababa de perder su fortuna por una caída en la bolsa de valores y el golpe adicional de la muerte de su hija afectó su mente. A base de esfuerzo y determinación, María Liz logró terminar sus estudios y recibirse de enfermera, aunque no abandonó su sueño de estudiar medicina. Con lo que gana en su trabajo mantiene a su abuelo, que aún guarda una maleta llena de acciones y jura que algún día recobrará su fortuna. María Liz también ayuda en lo que puede a su novio, Marcelo, que estudia la carrera de ingeniero. Pero Marcelo es un hombre egoísta que sólo piensa en terminar su carrera y marcharse de la vecindad en cuanto consiga un buen trabajo, olvidándose de los sacrificios de sus padres y María Liz.
En un barrio elegante de la ciudad vive Sebastián con su madre, Doña Lucrecia. Sebastián es ingeniero civil; un hombre íntegro, trabajador y seguro de sí mismo que detesta el mundo falso en el que vive su madre, quien fue despojada de la fortuna que heredó de su esposo por su familia política, y a base de trabajo y sacrificios ha mantenido la apariencia de un nivel de vida elevado.
Marcelo consigue trabajo en la constructora donde trabaja Sebastián y de inmediato se olvida de su promesa de matrimonio a María Liz. Comienza a intrigar para quedarse con el puesto de Sebastián... y con su prometida, Araceli, que es la hija del dueño de la constructora.
Cuando un trabajador resulta herido en un accidente, Sebastián lo lleva al hospital donde trabaja María Liz. Aunque su primer encuentro es conflictivo, Sebastián reconoce que es muy buena enfermera y al poco tiempo la contrata para que atienda a su madre. Pero Doña Lucrecia comienza a hacerle la vida imposible a la joven cuando se da cuenta de que su hijo se está enamorando de María Liz, y ella de él. Doña Lucrecia quiere para su hijo la seguridad económica y el nivel social que le daría su matrimonio con la frívola y superficial Araceli, pero Sebastián ha encuentra en María Liz a la mujer de sus sueños, una mujer noble, fuerte y sincera que sabe que "El amor no tiene precio".
En un barrio elegante de la ciudad vive Sebastián con su madre, Doña Lucrecia. Sebastián es ingeniero civil; un hombre íntegro, trabajador y seguro de sí mismo que detesta el mundo falso en el que vive su madre, quien fue despojada de la fortuna que heredó de su esposo por su familia política, y a base de trabajo y sacrificios ha mantenido la apariencia de un nivel de vida elevado.
Marcelo consigue trabajo en la constructora donde trabaja Sebastián y de inmediato se olvida de su promesa de matrimonio a María Liz. Comienza a intrigar para quedarse con el puesto de Sebastián... y con su prometida, Araceli, que es la hija del dueño de la constructora.
Cuando un trabajador resulta herido en un accidente, Sebastián lo lleva al hospital donde trabaja María Liz. Aunque su primer encuentro es conflictivo, Sebastián reconoce que es muy buena enfermera y al poco tiempo la contrata para que atienda a su madre. Pero Doña Lucrecia comienza a hacerle la vida imposible a la joven cuando se da cuenta de que su hijo se está enamorando de María Liz, y ella de él. Doña Lucrecia quiere para su hijo la seguridad económica y el nivel social que le daría su matrimonio con la frívola y superficial Araceli, pero Sebastián ha encuentra en María Liz a la mujer de sus sueños, una mujer noble, fuerte y sincera que sabe que "El amor no tiene precio".